TEMA:
El
poder de la verdad.
OBJETIVOS:
- Invitar a cada persona a
abandonar las «máscaras» que generalmente usamos en nuestro hacer cotidiano.
- Reflexionar acerca del amor
a nuestra identidad personal, nacional y cultural.
- Plantear elementos para
expresar la verdad sin herir, sin evaluar ni calificar.
- Discutir acerca de las
discriminaciones, sociales, políticas y/o religiosas.
DESCRIPCIÓN:
Se
trata de la lectura reflexiva del poema Nº 64 del libro «La Cosecha » del poeta
Hindú Rabindranath Tagore.
PROCEDIMIENTOS:
1.
Explicar a los participantes que el contexto en el que se
concibió el poema es la India y allí existen condiciones político – religiosas
en las que se dan las famosas «castas» o clases sociales.
Fundamentalmente son
tres:
- Brahmán, o clase
sacerdotal. Pertenecen a esta casta quienes han salido de la cabeza de «Brahma»
su dios. Sólo éstos tienen derecho al conocimiento y a los cargos de privilegio
y poder.
- Los «Vaysias», han
salido de los brazos del mismo dios y son los de la clase media, dedicados al
comercio básicamente.
- Los «Parias» o intocables, salidos de los pies
del dios. Son los esclavos e hijos de éstos. Cuentan las leyendas, que tenían
que atarse campanillas a sus manos para que ningún brahmán al oírlo se les
acercara y si éste quería hablarles, tenía que hacerlo a dos cuadras de
distancia.
2.
Entregar a cada participante el poema No. 64 del libro «La
Cosecha» del poeta Tagore.
3.
Responder individualmente las siguientes preguntas después de
leer el texto:
- ¿Qué título le pondría
al texto y por qué?
- ¿Cómo considera que fue
la actitud de Jabala –la madre de Satiakama- al responder la pregunta del niño?
- Según usted, ¿a qué
casta pertenecí Satiakama y por qué? Justifique su respuesta.
- Reflexionar un poco más
allá de las palabras: Qué quiso decir Satiakama cuando le preguntó a Jabala: «
¿Qué nombre tiene mi padre?»
- ¿Qué respuesta cree
usted que usualmente daría una madre en las mismas condiciones de Jabala, a su
hijo?
- ¿Mintió Jabala? ¿Cómo
considera la respuesta de Jabala? ¿Qué aspectos la caracterizan y qué lenguaje
utiliza?
- ¿El niño Satiakama se
sintió avergonzado? ¿A qué debió la seguridad al responder al maestro?
- Comente tres enseñanzas
que puede aportar a los padres la lectura de este texto.
4.
Conclusiones:
El sol se había ocultado
en la maraña de la selva, por encima del río. Los niños de la ermita estaban de
regreso con los rebaños y alrededor del hogar escuchaban a Gautama, el maestro.
En eso, llegó un pequeño desconocido cargando una brazada de flores y frutos y
le saludó, haciendo una profunda reverencia a la vez que, con voz alada decía:
«Maestro Gautama, vengo para que me guíes por el sendero de la verdad. Mi
nombre es Satiakama».
« ¡Bendito seas!», dijo
Gautama, y luego le preguntó: « ¿De qué casta eres, hijo mío? Bien sabes que
únicamente un brahmán puede aspirar a la sabiduría suprema…» «LO ignoró,
maestro… pero he de preguntarlo a mi madre».
Satiakama se despidió y
cruzando el río por el vado, regresó a la choza materna que se hallaba más allá
de la aldea dormida, en el extremo del arenal.
La madre lo aguardaba en pie y su silueta se recortaba en sombra ante
la puerta de la habitación débilmente iluminada.
Cuando llegó, lo
estrechó contra su cuerpo y besándole en la frente lo que le había dicho el
maestro Gautama.
El niño preguntó: «Qué
nombre tiene mi padre… porque Gautama dice que sólo un brahmán tiene derecho a
la suprema sabiduría»-
Bajando humildemente los
párpados con dulzura, la madre repuso: «Cuando joven, hijo mío, yo era muy
pobre y tuve muchos amos. Únicamente puedo decirte que llegaste al mundo en los
brazos de Jabala, tu madre que no tuvo marido…»
Los rayos del sol
matinal ardían ya en la copa de los árboles de la ermita. Los niños recién
salidos de la ablución de la mañana, tenían mojadas las revueltas caballeras.
Y, bajo un árbol frondoso estaban sentadas alrededor del Maestro.
Al llegar Satiakama le
hizo una profunda reverencia y silencioso permaneció en pie.
« ¿Sabes a qué castas
perteneces?», le preguntó el Maestro. Satiakama respondió: «Señor, lo ignoro.
Mi madre me ha dicho: «Yo era pobre y tuve muchos amos… Tú llegaste al mundo en
los brazos de Jabala, tu madre, que no tuvo marido…»
Fue entonces cuando bajo
la ramazón del árbol, se escuchó un rumor iracundo, como de abejas hostigadas
en la colmena. Eran los estudiantes que entre dientes, censuraban la osadía del
niño sin padre. Mas Gautama, el Maestro, incorporándose, tomó el niño y lo
estrechó contra su pecho, a la vez que le decía: «Satiakama, hijo mío, tú eres
el mejor de los brahmanes, puesto que has recibido la mejor de las herencias,
la de la verdad».
«La Cosecha».
Rabindranath Tagore.
PISTAS
PARA LA REFLEXIÓN:
1.
Vale la pena destacar la actitud de Gautama al tomar al niño
en sus brazos y declararlo brahmán. He aquí que el ser está por encima del
tener, contrario a nuestra sociedad occidental caracterizada por el culto al
éxito y el reconocimiento a la valía personal centrada en la posesión de
objetos materiales. Satiakama es un brahmán, ha recibido como herencia la
verdad, no lo ha rehusado, la aceptado y amado, es el hijo de Jabala.
2.
Es necesario llamar atención sobre la identidad o el amor a
nuestra raza, familia y país. Vale la pena hacer hincapié sobre lo valioso de
conocer nuestro pasado como condición para tener una existencia auténtica,
donde conscientes de lo que somos, caminamos hacia el progreso y el éxito. En
este contexto actual en que prevalecen los antivalores y el desconocimiento de
nuestra identidad cultural, es necesario valorar al niño Satiakama que,
orgulloso de Jabala, esclava y sin marido, se presenta a buscar la sabiduría.
3.
Los estigmas que prevalecían en la sociedad hindú, parecen a
veces monstruosos, lejanos; sin embargo, en nuestra civilización occidental,
existen otros, que no por ser diferentes son menos deshumanizantes. Es
necesario entonces, llamar la atención acerca de todo tipo de actitudes y
prácticas que tiendan a etiquetar y a enmarcar a las personas, estableciendo
discriminaciones que lesionan nuestra condición de seres humanos.
- Desde el punto de vista
psicológico, vale la pena llamar la atención sobre la manera en que Jabala
responde la pregunta de su hijo acerca del nombre de su padre. Otra, en las
mismas circunstancias, tal vez, habría apelado a algún tipo de calificación,
como: «No tienes padre» o «somos parias» o «tu padre es una porquería y te
abandonó». Jabala, inteligentemente, abandonando cualquier calificativo, se
limita a describir: «Cuando joven, hijo mío, yo era muy pobre y tuve muchos
amos. Solamente puedo decirte, que llegaste al mundo en los brazos de Jabala,
tu madre, que no tuvo marido».
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Gracias por capacitarse en la Escuela de Padres del Psicologo OSCAR SUAREZ