Por
OSCAR SUAREZ
El perfil psicológico de un asesino como Brayan Snaither
Campo Pillimué, quien confesó el homicidio y posible abuso sexual de la niña
Sofía Delgado Zúñiga, puede mostrar características asociadas a personalidades
antisociales, psicopáticas, y tendencias sádicas. Este análisis se basará en
los hechos mencionados sobre su crimen y antecedentes:
1.
Desensibilización y Frialdad Emocional:
- La
frialdad con la que Campo Pillimué reconoció su crimen indica un desapego
emocional y falta de empatía. Individuos con estas
características no muestran remordimiento o culpa por el sufrimiento
infligido, lo que refleja una desconexión emocional con las víctimas y una
visión utilitaria o deshumanizada de los demás.
2.
Historial de Comportamiento Depredador:
- El hecho
de que el hombre ya tuviera antecedentes de conducta sexual depredadora y
aún así continuara libre muestra su tendencia a reincidir y actuar
de manera predatoria. Un historial de delitos sexuales y violencia
sugiere un patrón de comportamiento basado en la dominación, control
y, probablemente, sadismo, donde el agresor obtiene placer a través
del sufrimiento de otros.
3. Narcisismo y Sentido de Superioridad:
- Los
agresores de este tipo a menudo tienen rasgos narcisistas, lo que implica
un sentido de superioridad y la creencia de que tienen derecho a
explotar a los demás. Este narcisismo puede llevarlos a actuar de manera
egoísta, manipuladora y sin consideración por las consecuencias de sus
actos en las víctimas o la sociedad.
4. Impulsividad y Búsqueda de Sensaciones:
- El
asesinato y posible abuso sexual de la menor en el mismo día de su
desaparición señala impulsividad y una búsqueda de gratificación
inmediata. Es probable que Campo Pillimué no haya planeado meticulosamente
el asesinato, sino que su comportamiento haya sido impulsado por deseos o
necesidades inmediatas de poder y control, satisfaciendo impulsos sexuales
violentos en el proceso.
5.
Cooperación en el Crimen:
- El posible
involucramiento de su esposa en el crimen muestra una capacidad para manipular
a su entorno o una relación de complicidad donde ambos compartían
valores disfuncionales o desequilibrados. En casos de asesinatos cometidos
por parejas, es frecuente que una de las partes (generalmente el hombre)
controle y domine la dinámica, aunque la complicidad de la esposa sugiere
una posible psicopatía compartida o relaciones de dependencia
patológica.
6.
Sadismo y Crueldad:
- La
"sevicia" o extrema crueldad mencionada en el informe indica una
inclinación hacia el sadismo, un disfrute o gratificación en infligir
dolor físico o psicológico. Este nivel de crueldad suele estar vinculado a
trastornos de personalidad severos, donde el perpetrador encuentra placer
en la degradación o destrucción de la vida humana.
7. Desprecio por las Normas Sociales:
- El hecho de
que el asesino fuera conocido en la comunidad y pudiera interactuar con la
víctima sin levantar sospechas iniciales muestra una falta de respeto
por las normas sociales. La proximidad a la víctima (el tendero que
ella visitaba) indica que él era capaz de actuar de manera
"normal" mientras ocultaba su verdadera naturaleza depredadora.
8.
Posible Psicopatía:
- La
combinación de falta de remordimiento, frialdad emocional, impulsividad, y
reincidencia en delitos graves sugiere un diagnóstico potencial de psicopatía.
Los psicópatas suelen ser manipuladores, insensibles al sufrimiento ajeno,
y hábiles para ocultar sus intenciones, lo que les permite operar dentro
de la sociedad mientras cometen actos atroces.
Sobre la presencia reiterada del nombre SOFIA en sus victimas
9. El hecho en el que un asesino confeso de una niña
llamada Sofía Delgado Zúñiga tiene una hija con el mismo nombre y además
intentó secuestrar a otra niña llamada Sofía, es un elemento que resulta
inquietante y puede tener varias implicaciones psicológicas y simbólicas.
- Repetición
del nombre: La repetición del nombre "Sofía" entre
su hija, la niña a quien intentó secuestrar, y la víctima a quien asesinó,
podría no ser una coincidencia simple. Este patrón podría indicar una obsesión
o fijación del perpetrador con este nombre, lo cual puede estar
ligado a factores personales, psicológicos, o incluso traumáticos que
deben ser evaluados. El nombre Sofía, que en griego significa
"sabiduría", podría tener algún significado emocional o
simbólico profundo para el criminal, desencadenando ciertos
comportamientos compulsivos.
- Confusión
emocional: El hecho de que el asesino tenga una hija con ese
nombre y que además elija o se fije en víctimas con el mismo nombre podría
apuntar a una confusión psicológica y emocional grave. Es posible que su
percepción de las niñas con este nombre se vea distorsionada, proyectando
en ellas sentimientos o conflictos internos no resueltos, lo que podría
llevar a un comportamiento violento o destructivo. Esto se podría
interpretar como una proyección de sus propios miedos o fantasías
hacia su hija u otras niñas con el mismo nombre.
- Componente
simbólico o ritual: A veces, los depredadores sexuales o asesinos en
serie presentan patrones que tienen componentes simbólicos o rituales. El
nombre "Sofía" podría representar algo más allá de lo evidente
para el asesino, y la repetición del nombre podría ser una forma de
reafirmar ese simbolismo en su mente. Este tipo de comportamiento, en el
contexto del crimen, suele estar asociado con un trastorno psicológico
severo, posiblemente relacionado con traumas de la infancia, fantasías
patológicas, o mecanismos de control y dominación.
- Patología
mental: La
fijación en un nombre específico podría ser un indicador de una psicopatología
que debe investigarse más a fondo. Este tipo de comportamiento sugiere la
presencia de un trastorno mental, tal vez relacionado con el control o la
necesidad de repetir ciertos patrones que el criminal percibe como
importantes o significativos. El hecho de que tenga una hija con el mismo
nombre también podría reflejar distorsiones en su apego emocional o
en su manera de entender las relaciones humanas.
Este tipo de
hechos suelen requerir un análisis profundo desde el ámbito de la criminología
y la psicología forense para entender si la elección del nombre es solo
una coincidencia o si se trata de un patrón que refleja aspectos más oscuros y
ocultos en la mente del perpetrador. La repetición del nombre "Sofía"
podría ser una ventana al estado psicológico del criminal y a los motivos
detrás de sus acciones.
10.
Falta de Intervención Temprana
- Muchas
personas que cometen crímenes tan atroces muestran signos de
comportamiento problemático desde una edad temprana, como violencia hacia
animales, conductas antisociales o problemas de autocontrol. Si estos
comportamientos no son abordados a tiempo con intervención psicológica o
educativa, pueden escalar con el tiempo. En el caso de Brayan Snaither
Campo Pillimué, la falta de intervención por parte del sistema judicial,
que permitió que continuara en libertad a pesar de su historial de depredación
sexual, probablemente alimentó su conducta delictiva. Al no enfrentar
consecuencias severas o rehabilitadoras, el individuo puede ver sus
comportamientos como aceptables o incluso "normales" dentro de
su contexto personal.
11.
Deshumanización de la Víctima
- Una
característica común entre aquellos que cometen crímenes violentos es la
capacidad de deshumanizar a sus víctimas, viéndolas no como seres humanos
con emociones, sino como objetos o medios para satisfacer sus deseos
violentos o sexuales. En casos como el de Campo Pillimué, esta
deshumanización puede haber sido facilitada por un proceso gradual de
indiferencia hacia el sufrimiento ajeno, que a menudo se desarrolla en
personas con trastornos de personalidad antisocial o psicopatía. El hecho
de que la víctima fuera una niña inocente puede haber intensificado esta
percepción de vulnerabilidad y facilidad de manipulación, llevándolo a
cometer el crimen con mayor frialdad.
12. Círculos de Violencia y Abuso en la Infancia
- Muchos
agresores sexuales y homicidas crecieron en entornos donde la violencia,
el abuso o la negligencia eran comunes. Aunque no es excusa, el haber sido
testigo o víctima de abuso durante la infancia puede crear un ciclo de
violencia, donde la persona internaliza patrones disfuncionales de comportamiento.
Algunos estudios sugieren que los traumas infantiles no tratados pueden
predisponer a las personas a desarrollar conductas antisociales o
agresivas en la edad adulta. Si Campo Pillimué fue expuesto a este tipo de
entorno, podría haber reforzado una percepción distorsionada de las
relaciones humanas y la violencia como herramienta de control o
gratificación.
13. Ausencia de Sentido de Responsabilidad Social o Moral
- Campo
Pillimué mostró una gran frialdad al confesar su crimen, lo que
puede indicar una total falta de responsabilidad moral o social. Las
personas con trastornos antisociales o psicopáticos suelen carecer de un
sentido del deber o respeto hacia las normas y reglas sociales. Para
ellos, las leyes y las normas morales son irrelevantes, lo que les permite
actuar sin sentir remordimiento o culpa. En su mente, sus acciones pueden
estar justificadas, o bien no sienten ningún tipo de conexión emocional
con las normas sociales que dictan lo que es correcto o incorrecto.
14.
Relación con Cómplices
- El hecho
de que su esposa también estuviera involucrada en el crimen indica que
podría haber una dinámica compleja entre ambos. En algunos casos, el autor
principal del crimen puede tener una influencia dominante sobre el
cómplice, lo que puede crear un ambiente donde los crímenes violentos se
cometen en conjunto. La coacción emocional o psicológica puede ser un
factor, así como una relación de dependencia patológica, en la que uno de
los individuos (o ambos) obtiene algún tipo de satisfacción al participar
en actos delictivos conjuntos. La participación de su esposa sugiere una
relación disfuncional con una posible mutualización de conductas
desviadas.
15. Factores de Riesgo en la Comunidad y el Contexto
Social
- El entorno social y comunitario puede desempeñar un
papel importante en la ocurrencia de crímenes violentos. En comunidades
donde existe un bajo nivel de vigilancia social, una alta tolerancia a la
violencia o una desconfianza en el sistema judicial, los delincuentes
pueden sentir que sus crímenes quedarán impunes. Si el contexto en el que
vivía Campo Pillimué no ofrecía suficientes mecanismos para detectar y
detener comportamientos problemáticos, esto podría haber facilitado su
capacidad para continuar con sus acciones delictivas.
16.
Dificultad para Formar Vínculos Saludables
- Los agresores sexuales y homicidas a menudo
presentan una marcada incapacidad para formar relaciones interpersonales
saludables. Esto puede estar relacionado con problemas de desarrollo
emocional, traumas, o trastornos mentales que limitan su capacidad para
sentir empatía o apego emocional hacia los demás. Campo Pillimué, al ser
un depredador sexual, probablemente tenía dificultades para relacionarse
de manera sana con otras personas, lo que lo llevó a ver a los demás como
objetos de su satisfacción, en lugar de seres humanos con derechos.
17. Impotencia y Violencia como Expresión de Frustración
- En muchos casos, la violencia extrema es una
manifestación de sentimientos de impotencia o frustración. Las personas
que se sienten excluidas, ignoradas o sin control sobre su vida pueden
volcar esa frustración en actos de violencia como una forma de recuperar
un sentido de poder. La violencia, en estos casos, no solo satisface una
necesidad patológica, sino que también actúa como un mecanismo de escape o
de autoafirmación.
Conclusión Final:
El caso de Brayan Snaither Campo Pillimué representa una
conjunción de factores individuales, sociales y psicológicos que culminaron en
un acto de extrema violencia y sevicia. Desde un posible trastorno de
personalidad hasta la influencia de un entorno social permisivo y la ausencia
de castigo por conductas delictivas anteriores, se observa una escalada
progresiva hacia la brutalidad. Su capacidad para deshumanizar a su víctima, la
frialdad emocional con la que actúa y su historial de violencia sexual previa
sugieren una personalidad profundamente perturbada, marcada por la falta de
empatía y el desprecio por las normas morales y sociales.
Es fundamental que la sociedad y las instituciones actúen
con prontitud ante comportamientos delictivos tempranos, con el fin de evitar
que se repitan tragedias similares. Esto incluye la necesidad de reformar los
sistemas de justicia para asegurar que los depredadores sexuales y violentos
reciban el tratamiento adecuado y las consecuencias legales antes de que puedan
continuar su escalada de violencia.