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domingo, 6 de julio de 2025

"Dios Sí Escucha… ¿Y Nosotros? El Suicidio Silenciado del Padre Matthew"

 






"Cuando el Silencio Mata: El Grito No Escuchado del Padre Matthew y la Soledad de los Consagrados"

 

Por Oscar Suarez

 

La trágica muerte del Padre Matthew Balzano, de apenas 35 años, hallado sin vida junto al oratorio de Cannobio, en la diócesis de Novara (Italia),el dia 5 de julio de 2025, nos lanza un llamado urgente al alma. Un grito silenciado por el peso de las expectativas, por la frialdad de las críticas, por una Iglesia que aún necesita aprender a ser más madre que juez, más refugio que vitrina.

El Padre Matthew, como muchos jóvenes sacerdotes, seguramente llegó a su vocación con sueños vivos y un corazón dispuesto al servicio. Pero como lo muestran los testimonios, no encontró una comunidad que lo abrazara en su juventud e inexperiencia. Lo señalaron, lo compararon, lo cuestionaron por no aplaudir, por hacerlo “todo solo”, por supuestamente estar “matando la parroquia”. La crueldad disfrazada de exigencia terminó por aplastar su ánimo. No es la primera vez que la rigidez institucional se convierte en una carga insoportable.

Y aunque su partida duele, su muerte no puede quedar en el silencio del olvido. Es un llamado directo a la conciencia eclesial: el suicidio también existe en quienes lo entregan todo por Dios y por el prójimo. Los sacerdotes no son inmunes al dolor, a la soledad, a la angustia ni a la depresión. Su sotana no los blinda contra la tristeza. También ellos lloran en silencio. También ellos necesitan ser cuidados.

Vivimos en una época en la que la salud mental es aún un tema tabú, especialmente dentro de ambientes religiosos donde se espera fuerza, entrega, presencia constante… sin espacio para mostrarse vulnerable. Pero la muerte del Padre Matthew revela la urgencia de cambiar esa visión. No podemos seguir predicando compasión si no somos capaces de practicarla entre nosotros.

La Iglesia —y esto incluye a cada uno de nosotros como miembros de ella— debe revisar su forma de tratar a sus ministros, especialmente a los más jóvenes, los más sensibles, los más cuestionados. ¿Dónde están los espacios de desahogo emocional? ¿Dónde están los acompañamientos terapéuticos? ¿Dónde está la comunidad que no solo espera, sino que también cuida?

Su fallecimiento no solo nos invita a orar, sino a actuar. A prevenir el suicidio en todos los espacios, incluidos los más sagrados. A estar atentos a las señales de agotamiento, al aislamiento emocional, a las súplicas que no se expresan con palabras.

Reflexión final e invitación a la prevención del suicidio:

El suicidio es una realidad dolorosa, compleja, y muchas veces silenciosa. No respeta oficios ni vocaciones. Puede habitar en el corazón de un joven, de un padre de familia, de un religioso, o de un sacerdote que reza todos los días por otros, pero se queda sin fuerzas para orar por sí mismo.

A todos los fieles, a todas las comunidades: abramos el corazón. Escuchemos más. Juzguemos menos. Brindemos apoyo emocional, no solo liturgias.

Y a los sacerdotes, religiosos y religiosas que sienten que ya no pueden más: hablen, busquen ayuda, rompan el silencio. Dios no quiere su sufrimiento en soledad, quiere su vida, su paz y su plenitud.

El padre Matthew fue "El Sacerdote que Nadie Escuchó y con su muerte plantea la urgencia de Humanizar la Iglesia y Prevenir el Suicidio"

 





sábado, 17 de mayo de 2025

EL ADIOS A UN AMIGO


 

SILVIO, ESTA VEZ FUE TU CULPA


Por Oscar Suárez

Me he enterado, Silvio,
que has muerto.
Y de la peor forma.
Dicen que hace dos días,
te fuiste solo,
con tus libros,
tus juegos didácticos
y esos proyectos
que siempre parecían imposibles
para los sabios de corbata.

Te encontró la huesuda
como viniste al mundo:
desnudo,
sin más equipaje
que las preguntas sin respuesta,
los sueños sin horario
y la risa abierta
como un niño
jugando en el lodo de la vida.

Fuiste rebelde,
un conquistador de ideas,
explorador de sombras,
un Quijote sin Sancho,
que cambió las aulas
por el abismo
de la mente humana.
Renunciaste a la fila india
de los que esperan la pensión
como quien espera la muerte.

Tú no esperaste.
Tú corriste.

Abandonaste la literatura
para volverte psicólogo,
aunque nunca te importó
un título ni un escritorio.
Preferiste el hambre,
la soledad,
el vértigo de pensar.
Y también —sí, lo sé—
el amor clandestino
por las palabras que sanan.

Se me olvidaba, Silvio,
que eras un señor de nube,
hecho de humo,
hecho de sol.
Que devolviste a la vida
lo que te dio:
un efímero nombre,
un puñado de huesos,
y algo más…
Tu alma libre
puesta como semilla
en el corazón
de los que supimos
mirarte sin juzgar.

Nos dejaste tus risas,
tus locuras hermosas,
tu fe ridícula
en la esperanza,
en el poder inmenso
de una palabra bien dicha.

Hasta siempre,
Silvio Rey Rebolledo Manchola.
Esta vez sí fue tu culpa.
Te fuiste
como viviste:
solo, valiente,
y eterno.

Final del formulario

 

sábado, 3 de mayo de 2025

Ha muerto Francisco, el papa que incomodó al mundo desde el amor radical

 




Por Óscar Suárez

Ha muerto el papa Francisco, el argentino locuaz que por primera vez llevó a América Latina a ocupar la silla de Pedro. Su pontificado, lejos de pasar inadvertido, será recordado por sus gestos insólitos, sus palabras desconcertantes y una forma de ser papa que descolocó a muchos. A menudo, nadie entendía por qué actuaba así. Desconocían, entre otras cosas, que era jesuita.

Los jesuitas, miembros de la Compañía de Jesús, son una orden religiosa fundada en 1540 por un exsoldado español llamado Ignacio de Loyola. Pero más allá de sus orígenes, muchos ignoran que, en 1974, durante su Congregación General número 32, esta orden hizo una "opción preferencial por los pobres". No fue una sugerencia, fue un imperativo ético, como lo expresó con claridad su entonces superior general Pedro Arrupe. Esa opción marcó para siempre la vocación de Jorge Mario Bergoglio, como sacerdote, obispo, cardenal y, finalmente, papa.

Desde allí nace su compromiso inquebrantable con los excluidos. Francisco no abrazó a los homosexuales, a los presos ni a los pobres porque celebrara la homosexualidad, el delito o la miseria, sino porque comprendía que esos eran los rostros olvidados de Dios. Su mensaje fue siempre claro: también ellos son hijos del Padre.

Francisco no fue un teólogo brillante ni un filósofo elocuente. Lo suyo fue la pastoral. La pastoral que actúa, que bendice, que transforma el Evangelio en hechos tangibles. Tal vez por eso pronunció frases que escandalizaron a los teólogos y cardenales más ortodoxos. Como aquella que decía: “Toda religión puede llevar al hombre a Dios”. Para sus críticos, esa frase relativizaba el mensaje doctrinal de la Iglesia. Para Francisco, era simplemente una verdad práctica que se confirmaba en la vida de tantos hombres y mujeres de fe.

No le interesaban las disquisiciones abstractas. Él vivía en lo concreto. En el abrazo. En el servicio. En lo real. Así fue como pasó de las palabras a los hechos: hizo prefecta de un Dicasterio (algo así como un ministerio del Vaticano) a la monja Simona Brambilla, una decisión sin precedentes en la historia eclesial, donde esos cargos siempre habían sido reservados a cardenales varones. Para Francisco, revalorizar a la mujer no era hacer discursos; era darle poder real, con decisiones que cambiaran estructuras.

Tampoco se entendió —o no se quiso entender— que ordenara a los sacerdotes ofrecer una bendición pastoral (no sacramental) a las parejas homosexuales en su documento Fiducia Supplicans. No era una concesión ideológica. Era una respuesta desde su identidad de pastor que no excluye, sino que acoge a toda oveja herida.

Vivió sin lujos, rechazó la pompa vaticana, y con su testimonio desafió a obispos y sacerdotes a abandonar lo que él llamó la “psicología de príncipes”. Denunció como escándalo el uso de autos lujosos por parte del clero y se opuso firmemente a los "obispos de aeropuerto", más atentos al protocolo que al pueblo.

En esa misma fidelidad pastoral, enfrentó con valentía uno de los más dolorosos y oscuros capítulos de la Iglesia: los abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Desde la residencia Santa Marta, Francisco afirmó con contundencia que “la Iglesia llora por los crímenes de abuso sexual” y calificó estos actos como “rituales satánicos”. No solo pidió perdón en nombre de toda la Iglesia, sino que dio pasos concretos: creó una comisión mundial para la protección de menores, integrada por mujeres y laicos, con el fin de atender a las víctimas y prevenir nuevos abusos. Con ello, marcó un antes y un después en la manera en que la institución aborda esta tragedia.

Su vida fue la puesta en escena del Evangelio en su forma más pura y más incómoda. Por eso, generó tanto rechazo como amor. Entendió que su misión no era custodiar dogmas vacíos desde escritorios dorados, sino estar junto a los más pequeños, como se lo pedirá algún día el Padre en el banquete prometido: porque cuando tuvo hambre, lo alimentaron; cuando estuvo preso, lo visitaron; cuando estuvo desnudo, lo cubrieron.

Francisco fue, más que un papa, un pastor. Y en esa fidelidad pastoral, quizás esté el mayor legado de su paso por la historia. Nos desafió a vivir la fe con hechos, y no con palabras. A amar, no a juzgar. A acoger, no a excluir. A vivir, en fin, el Evangelio con la radicalidad del amor.


Bendito seas, Papa Francisco.


sábado, 22 de febrero de 2025

La Solución que Propone Alcohólicos Anónimos

 




Ponencia: La Solución que Propone Alcohólicos Anónimos


Por OSCAR SUAREZ

Introducción

El alcoholismo es una enfermedad progresiva y crónica que afecta a millones de personas en el mundo. Alcohólicos Anónimos (A.A.) ha sido una fuente de esperanza y recuperación para quienes sufren de esta adicción. La solución que propone A.A. se basa en un programa espiritual y práctico, detallado en su literatura oficial. En esta ponencia, analizaremos dicha solución citando los textos fundamentales de A.A.

1. Reconocimiento del Problema y Admisión de la Impotencia

El primer paso en el camino de la recuperación es aceptar la propia impotencia ante el alcohol. En el libro "Alcohólicos Anónimos", conocido como el "Libro Grande", se establece claramente:

“Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables” (A.A., 2008, p. 59).

Este reconocimiento es esencial para abrir la puerta al cambio y a la recuperación.

2. La Fe en un Poder Superior

A.A. no impone una creencia religiosa, pero sí enfatiza la necesidad de confiar en un Poder Superior, como cada persona lo conciba. En el capítulo "We Agnostics" del Libro Grande, se afirma:

“Algunos de nosotros llegamos a creer en un Poder Superior después de haber pasado por muchas dificultades, pero cuando nos rendimos, encontramos paz” (A.A., 2008, p. 47).

Esta apertura a una fuerza mayor ayuda a los miembros a liberarse del control del alcohol.

3. La Acción a Través de los Doce Pasos

El programa de A.A. se basa en los Doce Pasos, que incluyen hacer un inventario moral, admitir errores y enmendar daños pasados. En "Doce Pasos y Doce Tradiciones", se enfatiza:

“El inventario moral nos permite descubrir nuestras debilidades y fortalezas con honestidad” (A.A., 2008, p. 64).

Este proceso de autoconocimiento y cambio es clave para la recuperación.

4. El Apoyo de la Comunidad

El compañerismo en A.A. es fundamental. Como se menciona en el Libro Grande:

“Rara vez hemos visto fracasar a alguien que ha seguido nuestro camino con sinceridad” (A.A., 2008, p. 58).

El apoyo de otros miembros proporciona la motivación y el ejemplo necesarios para mantenerse sobrio.

Conclusión

La solución de A.A. no es simplemente dejar de beber, sino transformar la vida a través de un proceso espiritual y práctico. Con el apoyo de la comunidad, la aplicación de los Doce Pasos y la fe en un Poder Superior, millones han encontrado una nueva manera de vivir. Como dice el Libro Grande:

“Hemos encontrado un modo de vivir que realmente funciona” (A.A., 2008, p. 25).

Esta solución ha demostrado ser efectiva a lo largo de décadas y sigue brindando esperanza a quienes buscan la recuperación del alcoholismo.

Reflexión sobre la Solución que Propone Alcohólicos Anónimos

Alcohólicos Anónimos (A.A.) ha sido, desde su fundación en 1935, una de las herramientas más efectivas para la recuperación del alcoholismo. Su programa basado en los Doce Pasos ha permitido que más de dos millones de personas en el mundo logren mantenerse sobrias y reconstruyan sus vidas. Sin embargo, el éxito de esta solución no radica simplemente en asistir a reuniones, sino en la aplicación sincera y comprometida del programa propuesto.

Uno de los principios fundamentales de A.A. es que la recuperación es un proceso personal basado en la voluntad del individuo. La comunidad no impone normas obligatorias, sino que sugiere un camino probado que ha ayudado a millones. No obstante, la naturaleza sugerida del programa puede llevar a que muchos miembros no alcancen una recuperación plena. Esto se debe a que algunos se limitan a la asistencia a reuniones sin poner en práctica los Doce Pasos ni en buscar el despertar espiritual que estos conllevan.

La admisión de la propia impotencia ante el alcohol es solo el primer paso. Para una recuperación efectiva, es crucial avanzar en el proceso de autoconocimiento, enmendar los errores pasados y establecer una conexión con un Poder Superior. Como menciona el Libro Grande: “Rara vez hemos visto fracasar a alguien que ha seguido nuestro camino con sinceridad” (A.A., 2008, p. 58). Sin embargo, muchos miembros encuentran difícil rendirse a este proceso y enfrentarse a sus defectos de carácter, lo que puede generar recaídas o una recuperación parcial.

Otro aspecto clave es la acción. La comunidad de A.A. proporciona un entorno de apoyo, pero la verdadera transformación ocurre cuando el individuo se compromete con su crecimiento personal. La pasividad o la mera asistencia a reuniones pueden generar una sensación de pertenencia, pero no necesariamente un cambio real. Es por esto que algunos miembros siguen luchando con los mismos problemas emocionales y de comportamiento, a pesar de años de participación en el programa.

En conclusión, Alcohólicos Anónimos ofrece una solución eficaz para el alcoholismo, pero su éxito depende del grado de compromiso que cada persona tenga con el programa. Existen más de dos millones de personas recuperadas en el mundo gracias a la aplicación de los Doce Pasos, lo que demuestra que el método funciona. Sin embargo, aquellos que no implementan activamente el programa pueden quedarse estancados en sus defectos de carácter y no experimentar una recuperación completa. La verdadera solución no es solo la abstinencia, sino una transformación profunda que solo se logra con entrega y acción constante.

 Ponencia presentada en el grupo NUEVA VIDA de la ciudad de Cali,el dia sabado 22 de febrero de 2025