Por
Oscar Suárez
Los conceptos de transferencia y contratransferencia
suelen asociarse a contextos terapéuticos, pero también son relevantes en las
interacciones profesionales que se dan en instituciones como comisarías de
familia, fiscalías, hospitales y otras entidades donde se trabaja con personas
en situación de vulnerabilidad. En estas relaciones, las emociones y las proyecciones
inconscientes pueden influir significativamente en la calidad del servicio y en
los resultados de las intervenciones.
Transferencia en el contexto institucional
La transferencia ocurre cuando una persona atendida
(usuario) proyecta emociones, expectativas y recuerdos de sus experiencias
pasadas en el personal asistencial o funcionarios de estas dependencias. Por
ejemplo, un usuario que acude a una comisaría de familia buscando ayuda puede
idealizar al funcionario o verlo como una figura autoritaria basada en sus
vivencias infantiles con sus padres u otras figuras de autoridad.
Estas proyecciones pueden incluir:
- Expectativas
de protección o salvación.
- Admiración
excesiva o confianza ciega.
- Resentimientos
hacia figuras de autoridad, que se manifiestan como rechazo o
desconfianza.
Un ejemplo frecuente se da en hospitales, cuando
pacientes depositan en los médicos o enfermeros la expectativa de “resolverlo
todo”, ignorando las limitaciones del sistema de salud o de los propios
profesionales. En las fiscalías, un usuario puede proyectar rabia o frustración
debido a experiencias pasadas negativas con la justicia, dificultando el
desarrollo del caso.
Transferencia y contratransferencia en el ámbito judicial
Al igual que en
los hospitales, las emociones de los jueces frente a los acusados pueden
explicarse desde los conceptos de transferencia y contratransferencia:
- Transferencia: Los jueces
pueden proyectar en los acusados emociones relacionadas con experiencias
previas, como el recuerdo de injusticias que ellos mismos han vivido o
presenciado.
- Contratransferencia: Las
actitudes de los acusados pueden evocar emociones intensas en los jueces,
ya sea rabia, frustración o, en casos más complejos, incluso compasión.
Por ejemplo, un acusado que niega su responsabilidad o
muestra indiferencia puede evocar en el juez una respuesta emocional vinculada
con experiencias pasadas en las que se enfrentó a personas que no asumieron las
consecuencias de sus actos.
Implicaciones de estas emociones en la administración de
justicia
Si bien las emociones son una respuesta natural en los
seres humanos, en el contexto judicial pueden convertirse en un obstáculo si no
se gestionan adecuadamente. Algunos
riesgos incluyen:
- Pérdida de
imparcialidad: Las decisiones judiciales pueden verse
influenciadas por emociones intensas, llevando a juicios que no se ajusten
a los principios de justicia.
- Desconfianza
en el sistema: Las manifestaciones de enojo o rabia pueden ser
percibidas por los acusados, abogados o el público como señales de
parcialidad, lo que puede minar la confianza en el sistema judicial.
- Impacto en
la salud mental del juez: La acumulación de emociones negativas puede generar
estrés, agotamiento y, en casos graves, síndrome de burnout.
Contratransferencia en el personal asistencial
La contratransferencia ocurre cuando el profesional
reacciona emocionalmente a las proyecciones del usuario. Esto puede ser
inconsciente y reflejar sus propios miedos, inseguridades o vacíos emocionales.
En las comisarías de familia, por ejemplo, un funcionario puede responder de
manera excesivamente protectora hacia un usuario porque este le recuerda a un
familiar vulnerable.
De igual forma, un médico o psicólogo que se enfrente al
resentimiento o frustración de un paciente puede experimentar rechazo o
impaciencia, distorsionando la percepción que tiene del caso y afectando la
calidad de la atención.
Si el personal no identifica y gestiona adecuadamente
estas emociones, puede generarse un vínculo poco saludable entre el profesional
y el usuario, lo que podría comprometer la efectividad de la intervención.
Implicaciones en las relaciones institucionales
En el trabajo colaborativo entre estas dependencias
(comisarías, fiscalías, hospitales, etc.), la transferencia y
contratransferencia no solo ocurren entre usuarios y profesionales, sino
también entre los mismos equipos de trabajo. Por
ejemplo:
- Un
trabajador social de una comisaría de familia puede desarrollar
dependencia emocional hacia un médico del hospital con quien trabaja
estrechamente, proyectando expectativas que van más allá de lo
profesional.
- Un fiscal
puede sentirse frustrado con un médico que no entrega un informe en el
tiempo esperado, proyectando en él resentimientos previos hacia colegas
que le han fallado.
Estas dinámicas
pueden obstaculizar la coordinación efectiva entre instituciones si no se
abordan de manera consciente.
Reacciones de los Jueces: Rabia o Molestia Frente a los
Acusados
En el ámbito judicial, las emociones también juegan un
papel importante, aunque a menudo se espera que los jueces actúen de manera
estrictamente imparcial y objetiva. Sin embargo, situaciones emocionalmente
intensas, como enfrentarse a acusados que han cometido crímenes graves o que
muestran actitudes de desafío, pueden provocar respuestas emocionales en los
jueces, como rabia, molestia o frustración. Estas reacciones, si no son reconocidas
y gestionadas, pueden afectar la toma de decisiones y la percepción de
justicia.
Causas de las reacciones emocionales en los jueces
- Naturaleza
del delito: Los crímenes que involucran violencia extrema,
abuso infantil, feminicidios o actos que atentan contra los valores
humanos fundamentales suelen generar una fuerte reacción emocional en los
jueces.
- Conducta
del acusado: Actitudes desafiantes, falta de remordimiento o
cinismo por parte de los acusados pueden evocar enojo o molestia en los
jueces, quienes podrían percibir esto como una falta de respeto hacia la
ley o hacia las víctimas.
- Carga
emocional del caso: Algunos casos tienen un fuerte impacto mediático o
social, lo que puede añadir presión al juez y generar emociones
adicionales como frustración o enojo.
- Identificación
personal: En algunos casos, el juez puede identificarse
inconscientemente con las víctimas, sus familias o incluso con el acusado,
lo que puede intensificar sus reacciones emocionales.
- Fatiga
laboral: Los
jueces, al igual que otros profesionales, no están exentos de la fatiga
emocional. La exposición constante a casos difíciles puede aumentar la
probabilidad de que experimenten rabia o molestia frente a situaciones que
perciben como injustas o moralmente reprochables.
Manifestaciones de la rabia o molestia en los jueces
- Lenguaje
verbal o corporal: Aunque se espera que los jueces mantengan un tono
neutral, a veces pueden expresar su enojo mediante comentarios directos
hacia el acusado, el uso de un lenguaje más severo o mediante gestos como
fruncir el ceño, suspirar o interrumpir al acusado.
- Decisiones
punitivas: La molestia o rabia puede traducirse en decisiones
más duras, como imponer penas máximas o condiciones más restrictivas
durante el proceso judicial.
- Dificultad
para escuchar: El enojo puede limitar la capacidad del juez para
escuchar con objetividad los argumentos de la defensa o incluso la declaración
del acusado.
Estrategias para la gestión de las emociones en los
jueces
- Autoconciencia
emocional: Los jueces deben reconocer sus emociones y
reflexionar sobre el origen de estas, preguntándose si provienen del caso
en cuestión o de experiencias personales previas.
- Formación
en inteligencia emocional: Capacitar a los jueces en habilidades de
autorregulación emocional puede ayudarlos a manejar mejores situaciones
que generen rabia o molestia.
- Supervisión
y apoyo profesional: Espacios de supervisión psicológica o de diálogo
entre jueces pueden servir para compartir experiencias y procesar las
emociones derivadas de casos difíciles.
- Mantenimiento
de la neutralidad: Desarrollar estrategias específicas, como el uso de
lenguaje neutral y la concentración en los hechos objetivos del caso,
puede ayudar a reducir el impacto de las emociones en la toma de
decisiones.
- Autocuidado: Promover
el autocuidado físico, emocional y psicológico de los jueces es
fundamental para garantizar su bienestar y la calidad de su labor.
Gestión de la transferencia y contratransferencia
La conciencia y gestión de estas dinámicas emocionales es
fundamental para garantizar relaciones profesionales sanas y efectivas:
- Autoconocimiento: El
personal de estas instituciones debe estar consciente de sus propias
emociones, miedos y vacíos. Esto puede lograrse a través de procesos de
formación continua, supervisión o apoyo psicológico para los profesionales.
- Límites
claros: Es
crucial establecer límites profesionales con los usuarios y entre equipos
de trabajo para evitar involucrarse emocionalmente más allá de lo
adecuado.
- Capacitación
en habilidades emocionales: Talleres sobre inteligencia emocional y manejo de
conflictos pueden ser útiles para identificar y gestionar las proyecciones
emocionales.
- Trabajo en red: La colaboración entre dependencias debe incluir espacios de reflexión y apoyo mutuo, donde se aborden posibles tensiones o malentendidos derivados de las transferencias emocionales.
En resumen
La transferencia y la contratransferencia son fenómenos
emocionales que afectan las relaciones entre usuarios y profesionales en juzgados, comisarías de familia, fiscalías, hospitales y otras instituciones. Aunque
pueden ser obstáculos si no se gestionan adecuadamente, también pueden
convertirse en herramientas valiosas para comprender mejor las necesidades de
los usuarios y fortalecer las relaciones entre instituciones.
Es vital que el personal asistencial, tanto
individualmente como en equipo, reconozca y maneje sus propias emociones para
brindar un servicio más humano, efectivo y profesional
Los jueces, como seres humanos, no están exentos de
experimentar rabia o molestia frente a los acusados, especialmente en casos con
alta carga emocional. Estas reacciones son naturales, pero es fundamental que
sean reconocidas, gestionadas y controladas para evitar que afecten la
imparcialidad del proceso judicial y la percepción de justicia. El
fortalecimiento de habilidades emocionales y el acceso a espacios de apoyo
profesional son herramientas clave para garantizar que las emociones no
interfieran con la misión central de los jueces: impartir justicia de manera
objetiva, equitativa y humana.
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Gracias por capacitarse en la Escuela de Padres del Psicologo OSCAR SUAREZ