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sábado, 19 de octubre de 2024

ANALISIS PSICOLOGICO DEL ASESINO DE LA NIÑA SOFIA DELGADO ZUÑIGA

 


Por

OSCAR SUAREZ


El perfil psicológico de un asesino como Brayan Snaither Campo Pillimué, quien confesó el homicidio y posible abuso sexual de la niña Sofía Delgado Zúñiga, puede mostrar características asociadas a personalidades antisociales, psicopáticas, y tendencias sádicas. Este análisis se basará en los hechos mencionados sobre su crimen y antecedentes:

1. Desensibilización y Frialdad Emocional:

  • La frialdad con la que Campo Pillimué reconoció su crimen indica un desapego emocional y falta de empatía. Individuos con estas características no muestran remordimiento o culpa por el sufrimiento infligido, lo que refleja una desconexión emocional con las víctimas y una visión utilitaria o deshumanizada de los demás.

2. Historial de Comportamiento Depredador:

  • El hecho de que el hombre ya tuviera antecedentes de conducta sexual depredadora y aún así continuara libre muestra su tendencia a reincidir y actuar de manera predatoria. Un historial de delitos sexuales y violencia sugiere un patrón de comportamiento basado en la dominación, control y, probablemente, sadismo, donde el agresor obtiene placer a través del sufrimiento de otros.

3. Narcisismo y Sentido de Superioridad:

  • Los agresores de este tipo a menudo tienen rasgos narcisistas, lo que implica un sentido de superioridad y la creencia de que tienen derecho a explotar a los demás. Este narcisismo puede llevarlos a actuar de manera egoísta, manipuladora y sin consideración por las consecuencias de sus actos en las víctimas o la sociedad.

4. Impulsividad y Búsqueda de Sensaciones:

  • El asesinato y posible abuso sexual de la menor en el mismo día de su desaparición señala impulsividad y una búsqueda de gratificación inmediata. Es probable que Campo Pillimué no haya planeado meticulosamente el asesinato, sino que su comportamiento haya sido impulsado por deseos o necesidades inmediatas de poder y control, satisfaciendo impulsos sexuales violentos en el proceso.

5. Cooperación en el Crimen:

  • El posible involucramiento de su esposa en el crimen muestra una capacidad para manipular a su entorno o una relación de complicidad donde ambos compartían valores disfuncionales o desequilibrados. En casos de asesinatos cometidos por parejas, es frecuente que una de las partes (generalmente el hombre) controle y domine la dinámica, aunque la complicidad de la esposa sugiere una posible psicopatía compartida o relaciones de dependencia patológica.

 

6. Sadismo y Crueldad:

  • La "sevicia" o extrema crueldad mencionada en el informe indica una inclinación hacia el sadismo, un disfrute o gratificación en infligir dolor físico o psicológico. Este nivel de crueldad suele estar vinculado a trastornos de personalidad severos, donde el perpetrador encuentra placer en la degradación o destrucción de la vida humana.

7. Desprecio por las Normas Sociales:

  • El hecho de que el asesino fuera conocido en la comunidad y pudiera interactuar con la víctima sin levantar sospechas iniciales muestra una falta de respeto por las normas sociales. La proximidad a la víctima (el tendero que ella visitaba) indica que él era capaz de actuar de manera "normal" mientras ocultaba su verdadera naturaleza depredadora.

8. Posible Psicopatía:

  • La combinación de falta de remordimiento, frialdad emocional, impulsividad, y reincidencia en delitos graves sugiere un diagnóstico potencial de psicopatía. Los psicópatas suelen ser manipuladores, insensibles al sufrimiento ajeno, y hábiles para ocultar sus intenciones, lo que les permite operar dentro de la sociedad mientras cometen actos atroces.

Sobre la presencia reiterada del nombre SOFIA en sus victimas

 

9. El hecho  en el que un asesino confeso de una niña llamada Sofía Delgado Zúñiga tiene una hija con el mismo nombre y además intentó secuestrar a otra niña llamada Sofía, es un elemento que resulta inquietante y puede tener varias implicaciones psicológicas y simbólicas.

  1. Repetición del nombre: La repetición del nombre "Sofía" entre su hija, la niña a quien intentó secuestrar, y la víctima a quien asesinó, podría no ser una coincidencia simple. Este patrón podría indicar una obsesión o fijación del perpetrador con este nombre, lo cual puede estar ligado a factores personales, psicológicos, o incluso traumáticos que deben ser evaluados. El nombre Sofía, que en griego significa "sabiduría", podría tener algún significado emocional o simbólico profundo para el criminal, desencadenando ciertos comportamientos compulsivos.
  2. Confusión emocional: El hecho de que el asesino tenga una hija con ese nombre y que además elija o se fije en víctimas con el mismo nombre podría apuntar a una confusión psicológica y emocional grave. Es posible que su percepción de las niñas con este nombre se vea distorsionada, proyectando en ellas sentimientos o conflictos internos no resueltos, lo que podría llevar a un comportamiento violento o destructivo. Esto se podría interpretar como una proyección de sus propios miedos o fantasías hacia su hija u otras niñas con el mismo nombre.
  3. Componente simbólico o ritual: A veces, los depredadores sexuales o asesinos en serie presentan patrones que tienen componentes simbólicos o rituales. El nombre "Sofía" podría representar algo más allá de lo evidente para el asesino, y la repetición del nombre podría ser una forma de reafirmar ese simbolismo en su mente. Este tipo de comportamiento, en el contexto del crimen, suele estar asociado con un trastorno psicológico severo, posiblemente relacionado con traumas de la infancia, fantasías patológicas, o mecanismos de control y dominación.
  4. Patología mental: La fijación en un nombre específico podría ser un indicador de una psicopatología que debe investigarse más a fondo. Este tipo de comportamiento sugiere la presencia de un trastorno mental, tal vez relacionado con el control o la necesidad de repetir ciertos patrones que el criminal percibe como importantes o significativos. El hecho de que tenga una hija con el mismo nombre también podría reflejar distorsiones en su apego emocional o en su manera de entender las relaciones humanas.

Este tipo de hechos suelen requerir un análisis profundo desde el ámbito de la criminología y la psicología forense para entender si la elección del nombre es solo una coincidencia o si se trata de un patrón que refleja aspectos más oscuros y ocultos en la mente del perpetrador. La repetición del nombre "Sofía" podría ser una ventana al estado psicológico del criminal y a los motivos detrás de sus acciones.

 

10. Falta de Intervención Temprana

  • Muchas personas que cometen crímenes tan atroces muestran signos de comportamiento problemático desde una edad temprana, como violencia hacia animales, conductas antisociales o problemas de autocontrol. Si estos comportamientos no son abordados a tiempo con intervención psicológica o educativa, pueden escalar con el tiempo. En el caso de Brayan Snaither Campo Pillimué, la falta de intervención por parte del sistema judicial, que permitió que continuara en libertad a pesar de su historial de depredación sexual, probablemente alimentó su conducta delictiva. Al no enfrentar consecuencias severas o rehabilitadoras, el individuo puede ver sus comportamientos como aceptables o incluso "normales" dentro de su contexto personal.

11. Deshumanización de la Víctima

  • Una característica común entre aquellos que cometen crímenes violentos es la capacidad de deshumanizar a sus víctimas, viéndolas no como seres humanos con emociones, sino como objetos o medios para satisfacer sus deseos violentos o sexuales. En casos como el de Campo Pillimué, esta deshumanización puede haber sido facilitada por un proceso gradual de indiferencia hacia el sufrimiento ajeno, que a menudo se desarrolla en personas con trastornos de personalidad antisocial o psicopatía. El hecho de que la víctima fuera una niña inocente puede haber intensificado esta percepción de vulnerabilidad y facilidad de manipulación, llevándolo a cometer el crimen con mayor frialdad.

12. Círculos de Violencia y Abuso en la Infancia

  • Muchos agresores sexuales y homicidas crecieron en entornos donde la violencia, el abuso o la negligencia eran comunes. Aunque no es excusa, el haber sido testigo o víctima de abuso durante la infancia puede crear un ciclo de violencia, donde la persona internaliza patrones disfuncionales de comportamiento. Algunos estudios sugieren que los traumas infantiles no tratados pueden predisponer a las personas a desarrollar conductas antisociales o agresivas en la edad adulta. Si Campo Pillimué fue expuesto a este tipo de entorno, podría haber reforzado una percepción distorsionada de las relaciones humanas y la violencia como herramienta de control o gratificación.

13. Ausencia de Sentido de Responsabilidad Social o Moral

  • Campo Pillimué mostró una gran frialdad al confesar su crimen, lo que puede indicar una total falta de responsabilidad moral o social. Las personas con trastornos antisociales o psicopáticos suelen carecer de un sentido del deber o respeto hacia las normas y reglas sociales. Para ellos, las leyes y las normas morales son irrelevantes, lo que les permite actuar sin sentir remordimiento o culpa. En su mente, sus acciones pueden estar justificadas, o bien no sienten ningún tipo de conexión emocional con las normas sociales que dictan lo que es correcto o incorrecto.

14. Relación con Cómplices

  • El hecho de que su esposa también estuviera involucrada en el crimen indica que podría haber una dinámica compleja entre ambos. En algunos casos, el autor principal del crimen puede tener una influencia dominante sobre el cómplice, lo que puede crear un ambiente donde los crímenes violentos se cometen en conjunto. La coacción emocional o psicológica puede ser un factor, así como una relación de dependencia patológica, en la que uno de los individuos (o ambos) obtiene algún tipo de satisfacción al participar en actos delictivos conjuntos. La participación de su esposa sugiere una relación disfuncional con una posible mutualización de conductas desviadas.

15. Factores de Riesgo en la Comunidad y el Contexto Social

  • El entorno social y comunitario puede desempeñar un papel importante en la ocurrencia de crímenes violentos. En comunidades donde existe un bajo nivel de vigilancia social, una alta tolerancia a la violencia o una desconfianza en el sistema judicial, los delincuentes pueden sentir que sus crímenes quedarán impunes. Si el contexto en el que vivía Campo Pillimué no ofrecía suficientes mecanismos para detectar y detener comportamientos problemáticos, esto podría haber facilitado su capacidad para continuar con sus acciones delictivas.

16. Dificultad para Formar Vínculos Saludables

  • Los agresores sexuales y homicidas a menudo presentan una marcada incapacidad para formar relaciones interpersonales saludables. Esto puede estar relacionado con problemas de desarrollo emocional, traumas, o trastornos mentales que limitan su capacidad para sentir empatía o apego emocional hacia los demás. Campo Pillimué, al ser un depredador sexual, probablemente tenía dificultades para relacionarse de manera sana con otras personas, lo que lo llevó a ver a los demás como objetos de su satisfacción, en lugar de seres humanos con derechos.

17. Impotencia y Violencia como Expresión de Frustración

  • En muchos casos, la violencia extrema es una manifestación de sentimientos de impotencia o frustración. Las personas que se sienten excluidas, ignoradas o sin control sobre su vida pueden volcar esa frustración en actos de violencia como una forma de recuperar un sentido de poder. La violencia, en estos casos, no solo satisface una necesidad patológica, sino que también actúa como un mecanismo de escape o de autoafirmación.

Conclusión Final:

El caso de Brayan Snaither Campo Pillimué representa una conjunción de factores individuales, sociales y psicológicos que culminaron en un acto de extrema violencia y sevicia. Desde un posible trastorno de personalidad hasta la influencia de un entorno social permisivo y la ausencia de castigo por conductas delictivas anteriores, se observa una escalada progresiva hacia la brutalidad. Su capacidad para deshumanizar a su víctima, la frialdad emocional con la que actúa y su historial de violencia sexual previa sugieren una personalidad profundamente perturbada, marcada por la falta de empatía y el desprecio por las normas morales y sociales.

Es fundamental que la sociedad y las instituciones actúen con prontitud ante comportamientos delictivos tempranos, con el fin de evitar que se repitan tragedias similares. Esto incluye la necesidad de reformar los sistemas de justicia para asegurar que los depredadores sexuales y violentos reciban el tratamiento adecuado y las consecuencias legales antes de que puedan continuar su escalada de violencia.

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Gracias por capacitarse en la Escuela de Padres del Psicologo OSCAR SUAREZ