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viernes, 4 de mayo de 2012

LOS PADRES NO SON AMIGOS DE LOS HIJOS



¿PORQUÉ LOS PADRES, NO PUEDEN SER AMIGOS DE LOS HIJOS?
A muchas personas les molesta el hecho de que los psicólogos digamos que el padre que sea más amigo que papa de sus hijos, los deja huérfanos. En cierta medida esta afirmación tan rotunda podría generar una crítica dado que se opondría a un trato afable entre padres e hijos dentro de una relación amistosa y cercana muy deseable
Pero una mirada detenida de la relación de  amistad nos lleva a analizar a esta en las siguientes dimensiones:
1-                La amistad solo se da entre iguales. Está demostrado que cuando existe alguna afinidad es más probable que la empatía pueda construirse como elemento esencial de la amistad. Entre padre e hijo no habrá ni podrá existir. El papa le lleva distancia al hijo, o debe llevarle, porque es quien le marca pautas, señala  metas y se convierte en un modelo.
2-                La amistad supone una cierta complicidad, dos amigos o amigas en cierta forma se cubren la espalda, se ayudan, se guardan secretos.
Un papa nunca alcahuetea nada a su hijo o hija, no  le permitirá nada que contravenga las normas, salvo excepciones en que no constituya asuntos graves y sea un pacto de camaradería cálida.
3-   En la amistad no existe dependencia ni jerarquía. No hay quien manda ni quien obedece. El papa deberá ser la autoridad, la norma y quien imparte justicia en la casa. Las normas permiten al hijo un referente importante, y le generan  una sensación de seguridad interior. La carencia de estas puede llevarle a la psicosis, la anomia y la delincuencia
4-   La amistad es una relación de afabilidad, cercanía y afecto en círculos diferentes a la familia. Ser padre no conlleva necesariamente la actitud distante, autoritaria o arrogante. Se puede ser un padre amistoso, cercano, afable y cariñoso sin perder el rol.

Estamos viviendo una época en la que la gente no  quiere envejecer. Se desea permanecer en una eterna juventud sin asumir los roles que la edad y los compromisos plantean. Mantenerse bien con alta autoestima no necesariamente es esconder las arrugas  y las canas.
Muchas personas quieren ser considerados padres “chéveres”, por sus hijos y los amigos de estos y por esa razón no asumen su autoridad negando los permisos y salidas cuando se deba hacer o haciendo las reconvenciones y castigos correctivos con la consecuente “malacara” y desaprobación de ellos.
Es verdad que administrar justicia y educar a  los adolescentes de hoy desgasta y genera momentos de tensión con ellos, pero solo el papa o la mama que esté dispuesto o dispuesta a aceptarlo ayudara a construir hijos e hijas ajustados a las normas
Los padres de hoy tenemos la disyuntiva de ser amigos de nuestros hijos, y ser calificados por  ellos como “ papás o mamás  bacanos” y por ello  tenemos que soportar  el cuarto en que duermen en un estado muy parecido a un “chiquero”, con parrandas en la casa, salidas y entradas a cualquier hora con deterioro de nuestro sueño, daños en el carro los fines de semana, detrimento en el presupuesto para los gastos de las salidas de ellos y su ropa nueva para estar  a la altura de sus amigos y amigas;, en fin, de convertirnos al final en subalternos de ellos, responsables de su embarazos no planeados, pérdidas del año escolar, daños en bienes ajenos, consumo y adicción de sustancias psicotoxicos, agresión a adultos superiores del colegio y/o universidad.
Y la otra cara de la moneda es tomar nuestro lugar, ser autoridad, mantener el respeto en la casa y con todo lo que en ella existe. Librar a nuestros hijos de los peligros y daños que pudiera ocasionar u ocasionarse. Atraer sobre nosotros la mirada mustia y descalificadora de ellos y de sus amigos y por lo tanto ser calificados como “anti chévere”
Es que al final a nadie le va a gustar que le nieguen lo que desea, y que lo controlen y lastimosamente quien debe hacerlo es precisamente quien más ama al hijo: El papa y la mama.
Ser padre o madre es un rol existencial que trae ya determinadas las reglas del juego, nosotros solo tenemos que decidir si las asumimos o no, pero sin medianías, sin media tintas. Ello no excluye el afecto, la comprensión, el dialogo y las excepciones cuando son razonadas y justas
OSCAR SUAREZ
Oscarsuarez7.blogspot.com


El análisis del texto de Óscar Suárez plantea un debate crucial sobre los roles parentales y cómo deben equilibrarse autoridad y afecto en la crianza de los hijos. La idea central gira en torno a la imposibilidad de que los padres sean, al mismo tiempo, amigos en el sentido más pleno del término. A continuación, se desglosan los principales puntos de reflexión expuestos en el texto:

1. La amistad y la desigualdad de roles

  • Amistad entre iguales: Según Suárez, la amistad se basa en una relación entre iguales, donde ambas partes tienen el mismo nivel de autoridad y responsabilidades. En la relación padre-hijo, esto no es posible porque el padre tiene un rol superior como guía, modelo y proveedor de normas.
  • Distancia generacional y jerarquía: La diferencia de edad y experiencia coloca al padre en una posición que debe mantenerse, no para generar distancia emocional, sino para cumplir con su función de tutor y formador.

2. Complicidad y límites en la amistad

  • Complicidad limitada: Mientras que los amigos pueden encubrirse mutuamente o mantener secretos, los padres tienen la responsabilidad de corregir y establecer límites. Esta relación no permite la complicidad ilimitada que caracteriza a los amigos.
  • Normas y correcciones: El autor enfatiza que los padres no pueden "alcahuetear" comportamientos inapropiados porque esto genera la falta de normas, lo que puede tener graves consecuencias en la formación del carácter de los hijos.

3. Dependencia y autoridad

  • Rol de autoridad: Los padres deben ser la figura de referencia en cuanto a normas y disciplina. Según Suárez, la ausencia de autoridad en el hogar puede generar consecuencias graves, como inseguridad, desobediencia, y en casos extremos, conductas delictivas.
  • Sensación de seguridad: La presencia de normas y límites da al hijo un marco de seguridad psicológica y emocional. Esto no significa autoritarismo, sino firmeza con afecto.

4. Afabilidad y cercanía no excluyen la autoridad

  • Padres amistosos, no amigos: Se puede ser un padre cariñoso, cercano y afectuoso sin perder la autoridad. Esto implica escuchar a los hijos, dialogar y ser empático, pero sin ceder el rol de guía y protector.
  • Dilema de los padres modernos: Muchos padres buscan ser “chéveres” o populares entre sus hijos y sus amigos, lo que a veces lleva a la renuncia de su rol disciplinario. Esto puede derivar en un hogar sin límites claros y con consecuencias negativas tanto para los hijos como para los padres.

5. Cultura actual y rechazo a la autoridad

  • Resistencia al envejecimiento y la autoridad: Suárez observa una tendencia cultural en la que los adultos evitan asumir roles maduros, incluyendo el de ser figuras de autoridad en sus familias, a favor de mantener una imagen juvenil y despreocupada.
  • El desgaste de educar: Ser un padre que impone normas y disciplina puede generar conflictos y rechazo por parte de los hijos, pero es una responsabilidad inherente al rol parental.

6. Consecuencias de renunciar al rol parental

  • Hijos sin límites: Un padre que abdica de su rol disciplinario y permite conductas irresponsables puede contribuir a consecuencias graves, como embarazos no deseados, adicciones o comportamientos antisociales.
  • La otra cara de la moneda: Asumir el rol de autoridad implica aceptar el descontento momentáneo de los hijos, pero a largo plazo, fomenta adultos responsables y con valores sólidos.

 




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Gracias por capacitarse en la Escuela de Padres del Psicologo OSCAR SUAREZ