INSTRUCCIONES PARA LA ESCUELA DE PADRES

Programa ESCUELA DE PADRES virtual

https://www.youtube.com/watch?v=sC2yZjs6Nps   Estimado padre de familia Ha ingresado usted al blog de: ESCUELA DE PADRES VIRTUAL Por. Oscar ...

viernes, 13 de octubre de 2017

LA PERSONA PRIMERO

TEMA:
La persona en la educación sobre la mecanización.

OBJETIVOS:
- Formar conciencia en los padres de familia y educadores sobre la verdadera utilidad de los recursos humanos.
- Cuestionar a padres y educadores sobre la verdadera función de la Educación, cuál de los recursos humanos es conveniente potencializar.
- Reflexionar sobre la futilidad de los métodos de enseñanza tradicionales que mecanizan y estereotipan los recursos humanos.
- Plantear elementos para iniciar una formación que busque hacer vida la Educación y se centre en la persona, no en los métodos.

DESCRIPCIÓN:

A partir de una carta enviada como recomendación a la Universidad de Harvard por un padre, redactada de manera sincera e ingenua se plantea irónicamente una crítica a los métodos tradicionales y sus objetivos de educación. Se busca que los participantes se cuestionen sobre el verdadero papel que debe cumplir un educador y una institución docente.
PROCEDIMIENTOS:

1. Entregar a cada participante el texto: «La inadvertida notabilidad de Welby».

2. Aclarar a los participantes los siguientes puntos antes de iniciar la lectura del texto:

- En Estados Unidos, contexto en el que se desarrolla el tema de la lectura, es normal que cuando un adolescente desea ingresar a la Universidad, presente una carta de recomendación de algún miembro prestante de la sociedad y de fe de su altísimo nivel académico, perseverancia y condiciones humanas que lo acrediten como candidato idóneo para ingresar al centro educativo. La carta debe ser remitida por una persona que conozca al candidato y preferiblemente no sea familiar.

- Resaltar la importancia que tradicionalmente ha tenido en los ámbitos académicos la prestigiosa Universidad de Harvard como el centro docente al que se dirige la misiva en el taller que nos ocupa.

- Resaltar que el padre del candidato quien dirige la carta, lo que no es usual ni permitido.

3. Cada participante responde en privado lo siguiente:

- ¿Qué reacción le suscitó la lectura del texto?, ¿Por qué?
- ¿Qué comentarios le merece la siguiente frase de la carta: «Se ha preparado con gran astucia contra los tiranos que trataban de embarrar su mente con la clase de conocimientos que la mayoría de los adultos necesita años enteros de perseverancia para olvidar»?
- Formule sus comentarios sobre la siguiente afirmación: «Welby nunca ha atormentado a sus mayores estudiando sólo para probar los exámenes o recitando como perico ante el micrófono, un poema sensiblero».
- ¿Qué opina de aquello de lo que el padre remitente llama: «Educación completa: familiaridad con la danza, experto en el cuidado de peces tropicales…»?
- Haga un comentario referidos a los proyectos de orientación profesional, tomando como base las siguientes frases extraídas de la carta. «… Es que ridículos decidir a los 17 años lo que hará cuando sea adulto… » «Cuando tenga 40 años, me decía recientemente, ¿por qué he de pasarme el día oyendo pleitos en la sala de justicia, sólo porque cierto chico decidió a los 17 años que quería ser abogado?
- Opine sobre la actitud de Welby después de ver los efectos que les ocasionaba a sus condiscípulos el perseguir insistentemente las MB.
- ¿Qué opina del orgullo que siente el padre al presentar a su hijo que desecha los premios sociales del éxito académico pero con gran potencial humano?
4. En plenaria responder:

- ¿Qué opina del padre que deja actuar así al hijo, importándole más su formación como persona que lo académico?
- Discutir las dificultades de obrar así en nuestro medio. Hablar además de los pros y los contras del sistema educativo actual.

5. Conclusiones:

La inadvertida notabilidad de Welby
Russell Baker
(Extracto)
Estimada Universidad de Harvard:
(Cambridge, Massachusetts)

Welby Stich (Hijo), de 17 años de edad, domiciliado en Hemlock Terrace Nº 174, me pidió que les escribiera una carta de recomendación como apoyo a la solicitud que enviará a esa Universidad para ingresar a ella en el próximo otoño, porque nadie, al parecer, quiere recomendar a Welby, lo cual demuestra cuán pocos son los que reconocen la excelencia a simple vista. No voy a recurrir a la acostumbrada adulación que ustedes esperan hallar probablemente en las cartas de recomendación y menos siendo ya, Welby Stich (padre), quien suscribe la presente. No les diré, por eso, que el dominio de Welby sobre los verbos irregulares griegos, sus impecables modales en la mesa y su singular dedicación a las actividades universitarias fuera del plan de estudios, lo señalan con un futuro de excelencia deslumbradora. Con toda franqueza, de verbos irregulares, griegos y ecuaciones cuadráticas, Welby no sabe ni jota. Y una mirada a sus certificados de estudio (rosario de S tras S, interrumpido a veces por una R o una dichosa B) les darán clara idea de que Welby se ha preparado con gran astucia contra los tiranos que trataban de embarrar su mente con la clase de conocimientos que la mayoría de los adultos necesitan años enteros de perseverancia para olvidar. Gracias a una triunfal resistencia, este chico les llevará el don más precioso que es posible presentar a una universidad: Una mente pura, sin usar sin tocar, limpia de las cicatrices que deja la cadena de producción educativa. Una mente lista para ser despertada. Y eso no es todo; deben observar que en sus doce años de escuela, «Welby nunca ha atormentado a sus mayores estudiando sólo por aprobar los exámenes, o ha recitado como perico ante el micrófono, un poema sensiblero».

Un día después de clases, me tropecé con él cuando se disponía a entrar en un teatrillo de bailarinas nudistas. –Welby, le pregunté, ¿por qué no pasas mejor la tarde en el club parlamentario de la escuela, aprendiendo las reglas de procedimiento del Congreso? Tú sabes que a la Universidad de Harvard le gusta que quienes solicitan estudiar en ella comiencen pronto a mostrar interés en la política y la vida pública-.

- Para eso, explicó seriamente Welby, tendría que restarle tiempo a mi educación-. Y entró a la carpa para ver, si no me falla la memoria, a Sonia Almíbar ejecutar una erótica danza.

A pesar de los muchos obstáculos que en su camino interpusieron las escuelas, Welby ha logrado darse una educación completa. Aparte de su familiaridad con la danza, se ha hecho experto en el cuidado de peces tropicales, en la fabricación de papelotes y ha participado competentemente en el nacimiento de res camadas de gatitos. Pero lo más valioso que ha aprendido – sin duda alguna- es que es ridículo decidir a los 17 años lo que hará cuando sea adulto.

- Cuando tenga 40 años, me decía recientemente, ¿por qué he de pasarme el día oyendo pleitos en la sala de justicia, sólo porque cierto chico decidió a los 17 años que quería ser abogado? – Pero de todas las cualidades excelentes de Welby, la más encomiable es su indiferencia ante la necesidad de mostrar su excelencia. SI quieres ir a Harvard, - le dije cuando tenia 6 años- tendrás que sacar notas MB por el resto de tu vida.

Joven y obediente, Welby se lanzó tras las MB durante unos meses. Luego observó que muchos de sus condiscípulos perseguían la MB con tal intensidad que caían con úlceras gástricas; y vio que a otros se los llevaban para someterlos a tratamientos psiquiátricos. Después de esto, Welby no persiguió jamás MB alguna. A cambio de ello, hoy a los 17 años, Welby rebosa de buen humor, amables intenciones y amor a la vida.

¿Cumpliría Harvard su patriótica obligación si negara a Welby la inscripción y con ello, el privilegio de una elevada educación? Creo que no. Consideren entonces, queridos amigos, el aporte que Welby hará, casi con toda certidumbre, a la humanidad.

Indiferente a la pedagogía, nunca escribirá Welby esos libros eruditos – increíblemente aburridores- que se redactan sólo para conquistar fama y cátedra.

Indiferente al poder y al dinero, tampoco entrará en la vida política. Y así, Harvard asegurará un egresado que no cargará con nuevos impuestos o nuevas guerras a la humanidad.

La admirable falta de brillantez de Welby garantiza que hará aportes inmensos a la felicidad humana, por nunca llegar a ser financiero de Wall Street, secretario de Estado o publicista de Madison Avenue.

Su absoluta incompetencia en el campo de la ciencia es otro argumento. Gracias a Welby. Harvard producirá un graduado con el que pueda contarse para hacer mejor la vida, pues nunca sintetizará comida para ingerir en el metro, ni inventará armas nucleares o televisores de pulsera, porque él me ha confesado que se niega a hacer lo peor de lo que es capaz.

Es cierto que Welby jamás llegará a ser un egregio político o un acaudalado empresario; pero sin duda alguna, llegará a convertirse en un ser humano.


PISTAS PARA LA REFLEXIÓN:
- Es necesario volver la atención sobre la persona; en sociedades y en momentos donde el «Culto al éxito» se vuelve lo central. Vale la pena pensar qué es más importante, formar personas o capacitar tecnócratas en detrimento de lo humano que todos poseemos y debemos potenciar. En muchos colegios, por el afán de lograr excelentes resultados en las pruebas de ICFES, se sacrifican talentos valiosísimos.
- Definir qué quiere ser en el futuro es tarea importante y definitiva; sin embargo, es cierto que a los diecisiete años es casi imposible estar definido por ser un momento de maduración y transición. Vale la pena dar tiempo y comprensión a los adolescentes cuando intentan interrogarse por su orientación vocacional. No presionarlos ni lanzarlos a algo de lo que los adultos no estamos totalmente seguros: Nuestra vocación.
- Reflexionar: La educación debe ser para la VIDA o a la educación debe ser VIDA.
- ¿Es más importante formar seres humanos o tecnócratas deshumanizados?


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Gracias por capacitarse en la Escuela de Padres del Psicologo OSCAR SUAREZ